Lo que Vivir Significaba…

Pensando un poco más en mi, volviendo a las raíces que me trajeron hasta aquí. Hoy. No es que quiera retroceder, quiero seguir avanzando, pero sin perder el rumbo. Y si es necesario dar unos pocos pasitos para atrás, los daré.

Volver a ese camino que una vez arranqué y del que nunca me sentí tan lejos, pero tampoco tan cerca como sé que se puede estar.

El norte incluso cambia, será eso la propia consecuencia del madurar, del crecer?

Deseo, hoy más que nada, encontrar el equilibrio. En todo, en mi, en Él, en todos, en uno, en ellos. El equilibrio. Sentir que un lado pesa exactamente igual al otro. Sentir que una mano no sostiene más que la otra, que un hombro no carga más peso que el del lado opuesto. Que un oído no escucha más sonidos que el otro. En fin, el equilibrio perfecto entre el bien y el mal, entre la paz y la guerra, entre el odiar y el amar; si es que el mal, la guerra y el odio fueran necesarios para vivir.

Es un momento de cambio, como la vida ya me tiene acostumbrada a estar. Mucho nuevo, mucho por ver, y mucho ya visto. ¿Estaré disfrutando de lo ya conseguido, o me ahogo en siempre dar un paso más olvidándome del paso anterior? No sé… la verdad que no sé. No creo por otro lado que “pretender crecer” esté mal, o no sea sano, pero espero no estar olvidándome de lo que vivir significaba. ¿No, amiga July? (Ja.. que loco, tiene que morir alguien para que empecemos a valorar lo que es estar vivos). Tenemos que dejar de ver a alguien para apreciar la compañía y odiar ese deseo de querer verte… y ya no poder. Uno por momentos se olvida que nuestra vida pende de un hilo, es decir pende de la decisión de Dios de un día decir “HOY TE VERÉ CONMIGO EN EL PARAÍSO…” y simplemente con esas palabras ya pasamos del otro lado. Tal vez ahí es cuando nos van a empezar a extrañar, a valorar lo que fuimos, a hablar entre los que quedaron de lo bueno que éramos. Que hipócritas que somos. O acaso no es mejor que se lo digamos cuando esa persona todavía está compartiendo este mundo. Decir todo lo que sentimos, todo lo que pensamos, simplemente la verdad. Decir que uno ama.

Siento otra vez un yunque en mi cabeza, o una opresión en el pecho… me inquieta saber que pronto ninguno de los que hoy me rodean, y ni siquiera yo, vamos a formar mañana parte de este mundo. ¿Y que hay de todas aquellas cosas que nunca nos dijimos… Todas esas alabanzas que tenemos y que por algún motivo extraño que nadie conoce, no las decimos? ¿No nos pesa acaso en lo más profundo? ¿No nos sentimos ahogados de callar una verdad? ¿Cómo se puede mirar a los ojos cuando uno miente? Otra vez, que hipócritas!. Si amar está bien, y somos seres que amamos, ¿porque entonces no expresarlo? ¿Es este mundo el lugar para amar? ¿O será el cielo que un día nos espera? Ahí vamos a estar todos juntos, tendremos allí la oportunidad de elegir? No sé, no sé y no sé… Pero no quiero esperar más para decir que amo a quienes amo. Ojalá sepan recibir el amor. Ojalá sepan recibir este pedazo de Dios que nos fue dado como un tesoro para deslumbrar. Para dejar atónitos a cuantos nos vean tan sólo caminando por la calle. Dejar la huella en el corazón del otro. Dejar la marca de nuestro paso por la vida. Dejar un surco imborrable en este mundo.

Poco puedo ver lo que quiero, lo que vaya a pasar o lo que el futuro nos depara. Pero el hoy, el presente, nos fue REGALADO para que se lo entreguemos alguien, no para vivirlo solos. Porque algún día vamos a tener del otro lado a alguien que no podamos ver más, como mi amiga July, y ahí era donde nos íbamos a acordar de la compañía que significaba aquella persona. No dejar pasar ni un segundo más, porque ese segundo ya pasó, y ahora otro… y ahora otro, y ¿que estamos haciendo? ¿Estamos viviendo? ¿Que es vivir? Las respuestas pueden ser tantas como personas habitamos esta tierra, pero ¿alguno me discute que vivir es AMAR?